Seguidores

martes, 28 de agosto de 2012

*


Cada tarde caía al suelo hastiado de la vida que parecía jugar al tiro con arco las esperanzas y los sueños. No quedaban rastros de elocuencia, solo colillas de ingenio apagadas en el cenicero de la vida, parecía no quedar rastro de lo que había sido y cuando se hundía en esbozos de un pasado, cuanto menos agitado, no hallaba consuelo para el ardor del alma, no encontraba medicamento para tal sufrimiento.

domingo, 5 de agosto de 2012

PARTE 2


Andar rápido no adelanta el tiempo, desear que ella fuera a llamar no iba a hacer que esto ocurriera. Las horas pasaban, sin más consuelo que los sonidos devueltos por la guitarra cuando la tocaba. Cerraba los ojos y la recordaba en la puerta la noche anterior con una sonrisa en la cara. Pese que desde que ellos se veían esporádicamente ambos se habían visto con otras personas mostrando  la posibilidad de disfrutar del sexo sin compromiso, desde hace tiempo el no podía estar con otra mujer que no fuera ella.

Por la tarde, ya cansado de esperar, se puso una camisa, unos vaqueros muy ajustados se colgó la guitarra al hombro y salió a la calle. No tenía plan, no sabía dónde ir, sólo quería olvidar. Llamó a un amigo que enseguida se prestó a emborracharse en el garito de siempre y acabar como siempre, en el escenario. Quedaron en la plaza que daba detrás del local, se fundieron en un abrazo y su amigo rápidamente adivino la causa de la llamada.

 -Es por ella, ¿no?-
- ¿Por qué sino?-
- ¿Qué ha pasado?- Preguntó  su amigo, mientras daba el trago a la primera cerveza de muchas.
- La cosa ha cambiado mucho. Un día te crees que vives la situación perfecta, sexo sin compromiso, con una chica atractiva y con la que conectas y al día siguiente tu corazón, parece decirle a su sístole que sin ella no hay diástole que le haga funcionar. 

Tras decir esto y dar un buen trago a un vaso de tequila y le vino a la cabeza aquello de "y hay un tequila por cada duda", el alcohol empezó a hacer mella en él. Eran las doce de la noche, llevaban bebiendo más de cuatro horas, dejando de beber sólo para fumar o hablar, el local hace unas pocas horas vacio, lucía ahora de una buena entrada, grupos de gente con botellas de alcohol en las mesas, chicas en la pequeña pista de baile… Poco a poco fueron apareciendo todos los integrantes de la banda y a la una más borrachos que ninguno de los que esa noche estaban en el local comenzaron a tocar. Hacía mucho calor en el local la gente vibraba sobre todo las mujeres.

Una de ellas, que bailaba con una tercio de cerveza en la mano y un cigarro en la otra, clavo su mirada en él, que se hallaba en un estado que no era el idóneo para gustar a nadie. Su amigo que se dio cuenta de la situación y que además había puesto la mirada en una de las amigas de  esa mujer, le habló al oído…

jueves, 2 de agosto de 2012

SHE. PARTE1


El ruido de la calle le despertó, debían de ser sobre las doce y media de la noche. Encendió la pequeña lámpara de la mesita que tenía al lado de la cama. Cogió el tabaco de liar y el chivato le quedaba poca yerba lo justo para dos o tres canutos más. Acabado de liar estiro el brazo hacia el otro extremo de la cama para coger la guitarra, al rozar las cuerdas con los dedos, éstas vibraron produciendo ese sonido mágico para él. Empezó a dar caladas al compás de los acordes, esa noche no tenía concierto y la resaca le carcomía por dentro, pero aún así no dudó en decirle que viniera a su casa cuando ella le llamó.
A los veinte minutos, sonó el timbre, dejó la guitarra a un lado y la chusta del porro en el cenicero. Iba en calzoncillos, los mismos que llevaba desde la tarde anterior, fue hasta la puerta removiéndose el pelo largo y sujetándose la cabeza que aún retumbaba al ritmo de la música del garito de la noche anterior. Abrió la puerta. -Éste es mi chico- dijo ella atisbando en los ojos de él los vestigios de una buena fiesta la noche anterior. Y con una sonrisa y una botella de tequila en la mano, se adentró en la pequeña  buhardilla  dándole un fugaz beso en los labios. No eran novios ni nada eso, pero solían quedar para emborracharse, fumar y pasar la noche juntos. 
-Cántamela, otra vez-
Él se fue hacia su cama para coger la acústica mientras le señalaba donde estaba la sal para el tequila. Se tumbó en uno de los sofás y se encendió un cigarro, al mismo tiempo, ella cortaba rodajas de limón. Tras el primer chupito se arrancó con los acordes, ahí estaba él sin camiseta con el cigarro en los dedos al lado de la púa y en su boca el Let´s spend the night together, now I need you more than ever… Al acabar y abrir los ojos, vio que ella ya solo llevaba puesta la ropa interior, la había visto millones de veces así, pero cada vez que la volvía a ver sonreía  y sentía que pese a no ser nada formal en cierta manera era una relación, una bonita relación.
A la mañana siguiente, se despertó esperando que ella no estuviera a su lado, aunque cuando notó algo en su lado en la cama no consiguió cortar una sonrisa, pero solo encontró la guitarra medio tapada entre las sábanas y en el mástil y le vinieron a la cabeza los versos de su amado cantant "Me desperté abrazando el hueco de su ausencia en mi colchón.." de ésta una nota diciendo que pasaría por su casa para la hora de comer. Era la hora de comer, al menos la hora a la que siempre quedaban para comer, el se encontraba en la ducha escuchando un vinilo de Muddy Waters puesto en el tocadiscos de su mesa. El timbre no sonaba y fueron pasando las horas.