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jueves, 9 de febrero de 2012

Debajo del brazo.

Creo que todos hemos querido alguna vez tener la luna debajo del brazo, esa pequeña gran perla blanca y sentir el éxtasis de su blanca inmensidad. Todos hemos querido viajar en un cohete a ella, mientras a la chica que te acompaña le arden las piernas en el salpicadero, para después follar sin control en la cara oculta para que nadie pueda veros y ese sea el instante, vuestro instante de pasión, ternura, lujuria, desenfreno. Abrir una botella de tinto de verano o la botella de ron de los piratas y beberla arropado por una vista de  estrellas y el firmamento que nadie más ha tenido nunca. Sentir que la gravedad no es nada cuando vosotros dos estais juntos porque ella lo es todo, ocupa el cien por cien de tu corazón arrugado por la adrenalina. Por que cuando estás en la luna, lo tienes todo y tienes que bajar al infierno de la tierra, sólo quieres llevarte a esa chica debajo del brazo y tenerla ahí para el resto de tus viajes.

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