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lunes, 13 de febrero de 2012

Exorcización Pública.

Hay un momento en la vida el corazón y cabeza-mucho más corazón- deciden si seguir como hasta ahora o pegar un cambio radical que marcará tu vida. Pero bien para que se de eso, es necesario un estimulo externo. Para mí la música. Una vez ya conseguido ese estimulo, éste entra en contacto contigo y hace que cambies, que te vuelvas rebelde, cambies de pensamiento, de inquietudes, de expectativas. Que no te conformes con una cárcel de pladur, sólo seis cuerdas bien tensadas y una válvula que te respalda y te da voz desde atrás. Pero eso visto desde el punto de vista de un chaval de dieciocho años es precioso quizá desde el punto de vista de sus padres no tanto, a ver, sí ellos te apoyan quieren que si en vez de seis cuerdas pueden ser doce mejor, te apoyarán siempre pero también quieren saber que si no pueden ser ni seis cuerdas tengas algo que lo respalde detrás, en definitiva unos estudios. Pero yo sigo pensando que no va conmigo eso, yo me conformo con las seis cuerdas y no ser lo que se supone que se tiene que hacer, no me veo capaz de afrontar unos estudios simplemente por el hecho que no quiero y no lo haré. Prefiero luchar mil veces por esas seis cuerdas que sentarme una sola vez para ser "responsable". Pienso así pero sobreto y más importante siento así, siento más con los dedos que tocan el mástil de la guitarra que  los que escriben los apuntes y siento que seré mucho mejor en eso, quizá sea una corazonada, lo que yo mismo me quiero hacer creer, pero si ahora no pienso asi y nadie hubiera pensado así no habría nada en este mundo.

Sólo me tranquiliza la guitarra de este genio y eso que esto de tranquilo tiene poco.

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